Hoy hace un año y cinco días que viví la mejor noche de mi vida. Suele decirse que la de San Juan es una noche mágica y yo pude comprobarlo en primera persona. Es verdad que el alcohol me ayudó a demostrar mi valentía pero no me arrepiento de nada de lo que hice esa noche, excepto... de no haber estado a tu lado cuando te despertaste.
Puede que al abrir los ojos, verte junto a mi y no recordar muy bien lo que había pasado... me acojonase. ¿Y sabes por qué? Porque sabía perfectamente que mi vida estaba a punto de cambiar y porque los cambios me producen pánico.
Pero tenía las cosas claras y te lo demostré; de hecho llevaba bastante tiempo demostrándotelo. No me apetece entrar ahora en ese tema, porque sabes que me duele igual que a ti, y porque ya hay poco de lo que hablar.
El caso es que se aproxima otro cambio y este acojone interno crece a cada latido de mi acelerado corazón...
Siempre tuve claro que lo único que se me daba medianamente bien en esta vida era escribir y lo que peor se me daba era tomar decisiones. Ahora me toca decidir si dedicar mi vida a intentar escribir en algún olvidado periódico o hacer cualquier otra cosa con el fin de seguir escribiendo por mi cuenta.
Periodismo... suena bien, ¿no? ¿En Valladolid? ¿En Madrid? Son sitios que no van conmigo. Y no, ¡joder! No me atrevo a irme... sigo siendo una cría, no puedo perderme por el mundo adelante...
Necesito todo el tiempo que no tengo para aclarar mi vida... acabaré decidiendo en el último momento el camino más fácil...
Y, ¿quién sabe? Puede que algún día encontréis un libro mío en alguna librería.
Un abrazo fuerte.