lunes, 2 de noviembre de 2009

Al Mal Tiempo Buena Cara

Sigo viva. A pesar de los intentos de esta ciudad por acabar conmigo, sigo viva.
Podría decir que he estado tanto tiempo sin escribir y sin actualizar porque no tengo tiempo, pero estaría mintiendo. En este último mes y medio lo único que me ha sobrado ha sido tiempo… he salido de casa tres veces contadas, y dos de ellas sola. Supongo que me tendré que acostumbrar a esto, ya que, de momento, nadie se ha atrevido a sacarme de paseo.

Las cosas han cambiado, eso está claro. Todos sabíamos que este año sería el final de una vida y el comienzo de otra… no sé si yo estaba preparada para dar ese paso. Pero nadie me ha preguntado, y yo no soy de las que se acobardan ante las adversidades, al menos ya no.

Lo he dejado todo en Ferrol; mi casa, mi familia, a Pumuky, amigos y un pasado que lucho por olvidar…
A Santiago se han ido algunos de mis mejores amigos, a los que envidio por poder estar en la ciudad en la que siempre he querido pasar mi vida universitaria.
Quizá lo más importante se me haya quedado en Coruña…

Pero yo estoy aquí, en Vigo…
Supongo que aquí comienza mi vida, que es ahora cuando empiezo a vivir. No es esto con lo que había soñado, ni siquiera se acerca a ello, pero es lo que hay, y es lo que toca – y pa’ tocar el corazón es mejor no abrir la boca -.

Cambiando de tema: después de infinitos intentos por dejar de fumar he decidido pasarme al tabaco liado. La verdad es que todo son ventajas; es más barato, más sano e incluso fumo menos, Puede que éste sea realmente el primer paso para dejarlo.

En lo que a salud se refiere hace dos meses me encontraron múltiples quistes en los ovarios y en seguida empecé con el tratamiento. La verdad es que no es algo que me preocupe, lo que sí me incomoda son los numerosos efectos secundarios de las pastillas, me están dejando hecha polvo…
Además me han salido unas manchitas en el cuerpo. No les di importancia, pero mis padres sí. Mi madre dicen que las primeras manchas que tuvo mi hermana eran como las mías. Y es que mi hermana, a pesar de ser preciosa por dentro y por fuera y una de las mejores personas que conozco, ha vivido siempre acomplejada por unas estúpidas manchas blancas que cubren su cuerpo. Hace más de diez años que no va a la playa, ni se pone un bikini, ni siquiera camisetas de manga corta o unos pantalones piratas…Esa enfermedad le ha condicionado la vida y a nosotros nos mata verla sufrir por eso.
Cuando mi hermana y yo éramos pequeñas viajábamos un montón con nuestros padres y jugábamos a algo a lo que todos hemos jugado alguna vez: si aguantábamos un túnel entero sin respirar, teníamos derecho a pedir un deseo. En uno de esos viajes mi padre me dijo que alguna vez debería pedir que a mi hermana se le fuesen las manchas, sin saber que yo era lo único que pedía –bueno… alguna vez he sido algo más egoísta para pedir el perro que siempre quise-. Recuerdo que decía que no me importaría que me salieran a mí las manchas si se le iban a ella, y lo mantengo. Sé que yo me lo tomaría de otra manera.
Sinceramente, no creo que yo tenga vitíligo, y sigo manteniendo que estaría encantada de cambiarme por ella en ese sentido. Mi hermana es de las personas que más quiero en el mundo y ver cómo cada verano se queda encerrada en casa, cómo no se pone un escote ni en fin de año y que no se acepte a sí misma me duele tanto como a ella.
Pero bueno, que yo no soy médico y hasta el viernes no visito a uno, así que, de momento…

¡AL MAL TIEMPO BUENA CARA!


Un fuerte abrazo.