lunes, 27 de julio de 2009

Iré A Por Todas

Nunca fui una buena estudiante. Lo dejaba todo para el último día y, si aprobaba, era por los pelos, con un cinco raspado. Podrías encontrarme en la mitad de las recuperaciones; en la otra mitad no porque ya ni me presentaba, lo daba por perdido.




Me pase cuatro veranos estudiando para aprobar en septiembre, pero muchas veces no era capaz y me llenaba la mochila de asignaturas pendientes. Durante años me conformé con el 5, no necesitaba más. Era la ESO y la nota media no contaba para nada.




Nadie daba un duro por mí, pero así, a trancas y a barrancas llegué a Bachiller.

En el primer trimestre suspendí 5, y mi madre ya ni siquiera me reñía. Entonces me di cuenta que a quien de verdad le tenían que importar las notas era a mi, no a ella. Me puse a estudiar como nunca, me encerré en los libros y apuntes, me desligué por completo del baloncesto... pero no pude con la historia. Aún así me sentí fatisfecha; pasé de dejar 5 a tener sólo historia para el verano. Era una putada, sí, pero pudo haber sido peor.


Me lo curré un montón para aprobar en septiembre, pero por todos era sabida mi mala relación con mi profesora de historia (y no le faltaban motivos, las pocas veces que le iba a clase me desmadraba un montón), así que me suspendió.


Éste ha sido un año muy jodido para mi, y sólo me pude apoyar en una persona ya que todos los demás estaban más preocupados por sus notas que por cualquier otra cosa. ¡Y no les culpo! Ojalá yo fuera capaz de haber hecho lo mismo, pero yo no soy así.


El último curso se pasó volando, y yo me quedé a 0,04 (¡cómo duele!) de entrar en una de las carreras que había solicitado. Me jodió porque me lo había currado como nadie y ahora era la única que estaba tirada, que no había conseguido ni el último de sus sueños... No me lo merecía... No, porque a nadie le costó más que a mi aprobar este curso, porque a nadie le costó más que a mi dibujar una cínica sonrisa en la cara... Las cosas no me están yendo bien.


Como siempre me tuve que buscar la vida, y mi brújula señala Vigo. Una ciudad prácticamente desconocida para mi, una escuela de imagen y sonido, un futuro prometedor título de técnico superior en realización de audiovisuales y espectáculos, un piso que compartiré con tu ausencia...


Estaré lejos de ti y de todo esto, pero quizá sea lo que necesite. Esta ciudad se me queda pequeña, y ceñirme a tu cintura no me sienta bien.


Es verdad que mi vida está cambiando constantemente, pero por una vez estos malditos cambios no podrán conmigo.


Sé que me merezco ser feliz y que algún día conseguiré dormir una noche del tirón y pasarme dos días enteros sin lloras. Lo sé.


Voy a empezar de cero... y me voy a comer el mundo.